martes, 17 de julio de 2018

los derechos humanos en los niños y los adolescentes.




El segundo Estado de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia en Costa Rica es una iniciativa desarrollada en el marco del Convenio de Cooperación entre la Universidad de Costa Rica y UNICEF. Ha sido coordinada y ejecutada desde el Programa de Posgrado Regional en Estudios de la Mujer, con el objetivo de analizar el nivel y calidad del cumplimiento de los derechos sociales e individuales de la niñez y la adolescencia por parte del Estado, las familias, la sociedad civil y las comunidades. Esta iniciativa también pretende formular un enfoque de análisis del desarrollo humano basado en la perspectiva de los derechos de la niñez y la adolescencia, y sensibilizar y movilizar a la sociedad en su conjunto en relación con este trascendental tema. Los avances alcanzados en la legislación internacional y nacional en torno a la niñez y la adolescencia permiten afirmar que las niñas, niños y adolescentes gozan formalmente del estatus de ciudadanos, lo que supone el disfrute y cumplimiento de una serie de derechos sociales, económicos, civiles y políticos, que aseguren su bienestar y su desarrollo integral de acuerdo a su posición en el ciclo de vida. En el nivel internacional, el cuerpo de normas que integran la Doctrina de la Protección Integral, entre las que se encuentra la Convención Sobre los Derechos del Niño, ha permitido establecer nuevos puntos de partida y formas de relación social con los niños, niñas y adolescentes. En el ámbito nacional, la aprobación del Código de la Niñez y la Adolescencia es el resultado del compromiso adquirido por el Estado costarricense con la adecuación del marco jurídico nacional a los principios y requerimientos establecidos en la Convención Sobre los Derechos del Niño. Varios de estos principios son importantes de destacar por su relevancia en el proceso de construcción de la ciudadanía de esta población. En primer lugar, el reconocimiento de todas las niñas, niños y adolescentes, independientemente de su etnia, cultura, género, nacionalidad o cualquier otra condición propia, como titulares de toda la gama de derechos inherentes a la persona humana, así como de aquellos llamados especiales o específicos. En este sentido, se trata de dejar atrás la noción de las personas menores de edad como seres jurídicamente incapaces y, por lo tanto, receptores pasivos de protección, para considerarlos sujetos de derechos y deberes, de acuerdo a su condición particular de desarrollo. En segundo lugar, la capacidad jurídica y social que se le otorga a esta población debe ser entendida dentro de los límites de su condición especial de desarrollo; es decir, debe tomarse en cuenta que niños y niñas van adquiriendo progresivamente la capacidad de hacer valer sus derechos y exigir su cumplimento. En este sentido, los derechos de los niños y niñas se transforman en deberes del Estado, la sociedad y la familia, en la medida en que estas entidades son llamadas a procurar la satisfacción de esos derechos en el marco de la Doctrina de la Protección Integral. Por otra parte, la Convención Sobre los Derechos del Niño, y el Código de la Niñez y la Adolescencia también han establecido el “interés superior del niño” como un principio garantista que busca asegurar la efectividad en el cumplimiento de los derechos. Además, este principio se convierte en un instrumento de interpretación que reconoce el carácter integral de los derechos de esta población y que permite establecer la prioridad de la niñez y la adolescencia en la definición de las políticas públicas. Como se afirma en el Código de la Niñez y la Adolescencia, el principio del “interés superior del niño”, “impone al mundo adulto, en todas sus manifestaciones, la responsabilidad de establecer las condiciones para el ejercicio de una nueva ética y el deber de encontrar en este principio el límite de su propia discrecionalidad en la toma de decisiones con respecto a la niñez y la adolescencia.” Agrega que “por interés superior del niño debe entenderse aquel que mejor procure al niño, la niña o el adolescente un ambiente que les permita prepararse para una vida independiente y responsable.”

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